Cuando la tecnología no reemplaza al sentido común ...

Nadie niega la importancia de las nuevas tecnologías en la Sociedad del Conocimiento. Desarrollos sofisticados hoy se encuentran al alcance de casi cualquiera con acceso a Internet. Sólo como muestra de la masificación de estos servicios, vale considerar los ofrecidos por Google.

El mes de noviembre sacudió a la sociedad argentina con una tragedia, bautizada por los medios como el caso Pomar. El escándalo se centra en los rastrillajes fallidos realizados por la Policía de la Provincia de Buenos Aires.

Las recientes inundaciones en Areco, corazón de la producción sojera de la Provincia de Buenos Aires, sumó otra polémica respecto de la responsabilidad del Estado (en este caso, provincial), tanto sobre la gestión como sobre el control. El apuro por encontrar culpables disparó suspicacias innecesarias durante una crisis de semejante magnitud.

Por otra parte, la Agencia Recaudadora de la Provincia de Buenos Aires (ARBA) mantiene en el aire distintas publicidades anunciando que dispone de sistemas de detección satelital similares a los utilizados para explorar Júpiter y Marte para detectar evasores.

Más allá de algún chascarrillo, nos preguntamos si las autoridades no fueron capaces de utilizar esa tecnología para resolver el caso Pomar en cuestión de horas, detectar los supuestos canales irregulares y actuar sobre ellos, evaluar el impacto ambiental de las distintas obras públicas y privadas, planificar estratégicamente las políticas públicas, y la lista sigue...

De lo contrario, los anuncios televisivos se quedan en la simple jactancia, las denuncias pueden ser percibidas como persecución o mero afán de hacer caja, los discursos oficiales se vacían de sentido y, sobre todo, de credibilidad.

Es hora de empezar a considerar seriamente la diferencia entre información y conocimiemto: estamos en una sociedad sobreinformada, pero incapaz de gestionar el conocimiento.

Print