¿Quién no ha recibido alguna vez en los últimos cinco años algún correo-e nostálgico acerca de cómo era la vida en sociedad cuando Internet no era masiva?
En las organizaciones es posible observar el impacto que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación tuvieron observando los organigramas y diseño de puestos de trabajo de los manuales de los años sesenta y setenta. Quien prefiera hurgar en los archivos de las hemerotecas, puede hacer una interesante investigación acerca de los perfiles laborales en el último medio siglo. Puestos de trabajo considerados críticos y de vanguardia hoy han desaparecido (por ejemplo, el puesto de "perfograboverificador" para atender a las primeras mainframes...). Estas tecnologías han agregado nuevos puestos, eliminado otros y redefinidos a todos.
La llegada de Internet supuso un fuerte cambio no sólo en el ámbito laboral sino en los modos en que las personas se comunican y crean sociedad. De ICQ hasta Gmail no sólo hay una importante brecha tecnológica sino una revolución en los modos en que las personas se comunican.
En 1995 Nicholas Negroponte publica Ser Digital y abre la discusión sobre la era tecnológica basada en la información. En este libro todo gira alrededor de la llamada WEB 1.0 y se realizaban predicciones acerca de la futura WEB2.0. Actualmente se está discutiendo la pertinencia de un nuevo concepto, WEB 3.0, que abarque a las anteriores y explique nuevos fenómenos.
Las redes sociales están saltando de la computadora a la vida cotidiana. El número de geeks aumenta día a día y sus preferencias van creando nuevas oportunidades de negocio... no siempre online. Servicios como Facebook y Twiter marcan una tendencia a tener muy en cuenta.
Después de leer el artículo de Mashable nos quedamos pensando sobre la conciencia de lo efímero de las tecnologías (recordamos la popularidad de tener remeras con el logo de Windows95), la necesariedad de compartir códigos (Twitter es un servicio de microblogging muy difundido "fuera" de Argentina), la cuestión de género y el techo de cristal para las mujeres en organizaciones aún tradicionales, estrategias de seducción, nuevos productos para nuevos mercados, estrategias de comercialización, la cuestión de la identidad y la subjetividad... Los invitamos a agregar sus comentarios al respecto.
Así como aún no se ha resuelto satisfactoriamente el problema de la distribución de la riqueza, queda mucho para discutir acerca del acceso a estas nuevas tecnologías. Dejamos para otro momento reflexionar sobre este punto.